Esta página se busca rescatar y compartir la memoria de los barrios más emblemáticos de Melipilla, construida a partir de los testimonios de vecinas y vecinos, fotografías y datos históricos. Aquí conocerás cómo surgieron estos sectores, cómo han cambiado con los años y qué los hace tan especiales para quienes los habitan.
This page seeks to rescue and share the living memory of the most emblematic neighborhoods of Melipilla, built from the testimonies of neighbors, old photographs and historical data. Here you will learn how these sectors emerged, how they have changed over the years and what makes them so special for those who inhabit them.
HISTORIAS DE LOS BARRIOS
Antes de que existiera la actual Villa Emos, los terrenos eran parte de la falda de un cerro y se utilizaban como potreros. Debido a la falta de viviendas para personas en situación vulnerable, especialmente de campamentos periféricos, comenzó a correr la voz sobre la posibilidad de asentarse en ese lugar, formándose así una toma que fue creciendo con el tiempo. Con los años, esta toma se consolidó y dio origen a la Población Emos. Posteriormente, el alcalde Fernando Pérez gestionó la venta de estos terrenos ocupados a precios muy accesibles, lo que permitió que los pobladores pasaran de ser ocupantes a propietarios legítimos.
Villa Emos se caracteriza por ser un barrio antiguo ubicado en una zona periférica, pero con una geolocalización privilegiada para su condición. A pesar de ser considerado marginal, se encuentra cerca de servicios importantes como el Hospital, el Terminal, el Cementerio, el Consultorio, supermercados y la plaza. Un símbolo representativo del sector es el estanque de Aguas Andinas (ex Emos), el cual le dio nombre a la población.
Con el tiempo, el crecimiento urbano ha afectado negativamente a la villa. La sobrepoblación ha colapsado los servicios públicos e infraestructura. Servicios como el consultorio y la escuela cercana ya no dan abasto para la cantidad de personas que hoy habitan la zona. Además, se ha producido un aumento de problemas ambientales, como la aparición de múltiples microbasurales. Para los habitantes, este crecimiento urbano no ha sido beneficioso. El barrio se ha deteriorado con la llegada masiva de nuevos residentes, muchos de ellos extranjeros. Como es una población antigua, varios de los primeros propietarios han fallecido, y quienes permanecen han optado por vender o arrendar sus viviendas, lo que ha provocado una pérdida de identidad barrial y un aumento en la sensación de inseguridad. A pesar de que se realizaron mejoras como la instalación de alcantarillado, subsidios para casetas sanitarias, construcción de viviendas, pavimentación de calles y luminarias, estos avances se ven opacados por la falta de educación y respeto por el entorno, el aumento de la delincuencia y la pérdida de valor del barrio.
Entrevista a Miriam Venegas, presidenta de la Junta de Vecinos.
La Villa Galilea comenzó a gestarse en el año 2000 con un proyecto habitacional denominado Villa Educadores. Este plan fue concebido inicialmente como un conjunto exclusivo para profesores de la comunidad de Melipilla, ofreciendo viviendas con un diseño atractivo, buena conectividad y una ubicación privilegiada. Sin embargo, con el tiempo, este proyecto fue modificado, abriéndose la postulación al público en general que cumpliera con los requisitos establecidos en esa época. Se presentaron maquetas de dos tipos de viviendas: casas de un piso y de dos pisos. En ese entonces, el valor de una casa de un piso era de aproximadamente $8.000.000 al contado, mientras que la de dos pisos alcanzaba los $9.000.000. Así fue como, a partir del año 2003, nació oficialmente la Villa Galilea.
Antes de la construcción de la villa, todo el sector era utilizado con fines agrícolas. Específicamente, se trataba de terrenos dedicados a la ricicultura, es decir, al cultivo del arroz. Los arrozales cubrían gran parte del área donde hoy se encuentra la villa.
Actualmente, la Villa Galilea cuenta con 551 casas construidas y se caracteriza por estar ubicada en un entorno tranquilo y residencial, con abundantes áreas verdes que abarcan una superficie total de 7.445,01 m². Entre sus principales espacios comunitarios se encuentra una multicancha espaciosa y bien equipada. La villa goza de buena conectividad, con fácil acceso a colegios, supermercados, locomoción colectiva y salida directa a la autopista. Además, cuenta con una Junta de Vecinos muy activa y presente, siempre dispuesta a colaborar ante emergencias o situaciones que afecten a los vecinos.
Durante los 22 años de existencia de la villa, el crecimiento urbano en el entorno ha sido significativo. La villa se encuentra hoy rodeada por nuevos sectores habitacionales como Los Prados, Villa El Alto y Las Hortensias. También se ha visto influida por la construcción del nuevo hospital y centros comerciales como Santa María Oriente, lo que ha aumentado el dinamismo y la densidad del sector.
Este desarrollo ha impactado directamente en la plusvalía de las propiedades dentro de la villa. La plusvalía, entendida como el aumento del valor de una propiedad con el tiempo, ha sido favorecida por diversos factores como la ubicación estratégica, el acceso a servicios, las mejoras en la infraestructura y la creciente demanda del mercado. El desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios, comercios y servicios ha incrementado el interés en la zona, generando una valorización constante de las viviendas.
Entrevista a Carlos Calderon, presidente de la Junta de Vecinos.
La Villa Logroño (conocida tambien como Tal-Tal A Y Tal-Tal B) ya tiene más de 60 años de existencia. Antes de su construcción, todo el terreno era utilizado para cultivos, especialmente arrozales, ya que el suelo era de regadío y se encontraba constantemente inundado, lo que lo hacía ideal para el cultivo del arroz. Además, existían plantaciones de manzanos en la zona. El terreno era amplio y fértil, por lo que posteriormente fue considerado apto para la urbanización.
Fue la empresa Soinca la que impulsó la construcción de la villa, ya que la mayoría de las personas que se instalaron inicialmente trabajaban en esa fábrica. Con el tiempo, comenzaron a levantarse las viviendas y a venderse a los trabajadores, dándoles así la oportunidad de establecerse de manera definitiva. La villa se dividió en dos sectores: Logroño A y Logroño B, siendo ambas de gran tamaño.
Actualmente, en la villa hay 58 socios organizados, y una de sus principales características es el tamaño de los terrenos. Cada sitio es lo suficientemente grande como para construir dos casas, lo que la diferencia de otras villas donde las viviendas son más pequeñas. Hoy en día, la mayoría de los residentes son adultos mayores, lo que refleja el paso del tiempo y el arraigo de las familias fundadoras.
El crecimiento urbano no ha afectado significativamente a la villa. Si bien por la calle principal, que corre junto a la línea del tren, transita mucha gente, esto no ha impactado negativamente a los residentes. En comparación con el pasado, sí ha habido mejoras importantes: antes las calles eran de tierra y se generaba mucho barro, pero con los años se han pavimentado, se instalaron veredas y se cuidaron los espacios comunes. La villa cuenta con muchas áreas verdes y en su momento tuvo una pérgola central muy valorada por los vecinos, aunque esta tuvo que ser retirada por razones de seguridad debido al aumento de la delincuencia.
En los últimos años, la inseguridad ha comenzado a afectar también a este sector, antes considerado muy tranquilo. Se han producido robos de vehículos, especialmente de aquellos que por su tamaño no pueden ser guardados dentro de los hogares. A pesar de que muchos consideran a esta villa como parte del "barrio alto" de la comuna, la delincuencia ha llegado igualmente. Aun así, quienes viven allí destacan que sigue siendo una vida tranquila, donde el paso del tren y los aviones no representan molestias para los antiguos vecinos, ya acostumbrados a esos sonidos.
La Villa Logroño ha cambiado con el tiempo, pero mantiene su identidad como una de las villas más grandes y consolidadas de la comuna, con terrenos amplios, historia compartida y una comunidad que, a pesar de los desafíos actuales, conserva el sentido de pertenencia y la vida de barrio.
-Entrevista a Isabel Encina, ex presitenta de la Junta de Vecinos.
El Barrio Santa Elvira existe aproximadamente desde la década de 1940, aunque no se cuenta con una fecha exacta y es posible que su origen sea incluso anterior. Desde sus inicios, ha sido un sector caracterizado por familias tranquilas y tradicionales, muchas de las cuales aún conservan un vínculo directo con sus raíces, ya que en algunos hogares viven nietos e incluso bisnietos de los fundadores.
El barrio destaca por sus calles amplias y la presencia de grandes árboles que otorgan sombra, identidad y un ambiente acogedor. Con el paso de los años, el sector ha experimentado cambios, incorporando cercanía a servicios como jardines infantiles, supermercados e instituciones públicas, lo que ha favorecido una vida más inclusiva y dinámica para sus habitantes.
A pesar de estas transformaciones, la comunidad mantiene el espíritu original del lugar. Como organización, sus vecinos se esfuerzan por preservar la esencia de la vida de barrio, fomentando la cercanía, el respeto y la convivencia que han distinguido a Santa Elvira a lo largo de generaciones.
-Entrevista a Carola Tapia, Presidenta de la Junta de Vecinos.
La Villa Doña Martita Romanini fue conformada oficialmente el 5 de julio de 2007, en terrenos que anteriormente se utilizaban para plantaciones de arroz. Desde su origen, se ha distinguido por ser un sector muy tranquilo, con una gran plazoleta que sirve como punto de encuentro y espacio de recreación para la comunidad.
Hasta la fecha, el crecimiento urbano no ha afectado de manera significativa a la villa, manteniéndose su carácter apacible y su vida de barrio.
Entrevista a Carolina Hinojosa Tobar, presidenta de la Junta de Vecinos.
La Villa Campo Lindo existe desde octubre de 1987, aunque no se recuerda un día exacto de fundación. Fue creada en el contexto posterior al terremoto, en una época en que era urgente entregar viviendas a las familias que las necesitaban con rapidez. Antes de su construcción, los terrenos estaban destinados al cultivo de arroz, una actividad tradicional de la zona.
La villa posee características particulares que la distinguen. Está ubicada junto a una de las principales productoras de cal del país, lo que ha significado tanto ventajas como desventajas para sus habitantes. Además, se destaca por ser el lugar donde residió Washington Gómez, autor del himno de Melipilla, lo que otorga un valor cultural especial al sector.
En cuanto al crecimiento urbano, en sus inicios Campo Lindo se encontraba en una zona periférica y alejada del centro de la ciudad. Sin embargo, con el desarrollo de la comuna, hoy se considera una de las villas más cercanas al centro. Este crecimiento ha traído consigo dificultades, principalmente por el aumento del parque automotriz y la congestión vehicular en la avenida Massoud, lo que complica el acceso mediante transporte público. A pesar de ello, la villa ha logrado mantener su carácter de barrio tranquilo y apacible, conservando su identidad a lo largo de las décadas.
Entrevista a Pablo Yañez, Presidente de la Junta de Vecinos.
La Villa San Miguel data aproximadamente desde el año 1964. Antes de su conformación, el lugar era un potrero y zona de siembras, que posteriormente se utilizó como cancha de fútbol para la recreación de los vecinos del sector.
Con el paso del tiempo, la villa se consolidó como un espacio con características muy particulares, marcado por un entorno familiar donde los lazos de amistad y vecindad se han mantenido a lo largo de generaciones. A pesar de los cambios que ha vivido la ciudad, San Miguel sigue siendo considerado un lugar relativamente tranquilo.
El crecimiento urbano ha favorecido a la villa, principalmente por su cercanía al centro de la ciudad, lo que ha permitido un acceso directo a colegios, comercio de todo tipo e instituciones públicas. Hoy, los vecinos destacan que la villa está “insertada en el centro de todo”, lo que refuerza su valor como comunidad con tradición, pero a la vez con una ubicación privilegiada.
Entrevista a Jaime Cespedes, presidente de la Junta de Vecinos.
La Villa Inca cuenta con aproximadamente 20 años de existencia. Antes de su conformación, los terrenos correspondían al Fundo La Rinconada, dedicado principalmente a parronales.
Hoy se caracteriza por ser un barrio residencial, con un entorno tranquilo y familiar. Sin embargo, el crecimiento urbano de las últimas décadas ha impactado de manera considerable en la vida cotidiana de sus habitantes. El aumento del parque automotriz y la falta de vías alternativas hacia el centro de Melipilla han generado dificultades en la conectividad. A esto se suma el crecimiento poblacional producto de nuevas construcciones habitacionales que han densificado el sector.
A pesar de estos cambios, la Villa Inca mantiene su identidad como un barrio residencial consolidado y valorado por quienes lo habitan.
Entrevista a Fabian Rojas, presidente de la Junta de Vecinos.
GALERIA DE FOTOS
Villa Campo Lindo
Barrio Santa Elvira
Barrio 14 de Diciembre
Villa San Miguel
GEOLOCALIZACION DE BARRIOS/VILLAS
PUNTOS DE INTERES DE BARRIOS/VILLAS
VILLA GALILEA
Pasteleria
MiniMarket
Sede
Plaza
MiniMarket
Colegio San Sebastian
Conexion con villa Prados
VILLA INCA
Cruce del Tren
MiniMarket
Jardin Infatil
Carniceria
Local de comida rapida
VILLA LOGROÑO
Sede
Plaza
Juegos Infatiles
Minimarket de productos de limpieza
Carniceria
Iglesia Sagrada Familia
VILLA CAMPO LINDO
Sede
Plaza
Capilla
BARRIO SANTA ELVIRA
Jardin Florecer
Rincon del Tata
Gruta de Lourdes